En la celebración de la segunda noche de las Noches del Directorio Ampliado1, Montserrat Puig, directora entonces de la Comunidad de Cataluña, recordó que el sintagma “Una comunidad de Escuela” es utilizado por Lacan en el Discurso en la EFP del 6 de diciembre de 1967 y que este es la interpretación de lo miembros de la Escuela por él fundada. Me gustaría partir de la conclusión que dicho trabajo2 (propone al decir que una comunidad de Escuela protege al analista de la infatuación y “la prudencia terapéutica” y al psicoanálisis de su desaparición, hace equivaler una comunidad de Escuela con una función protectora y en este sentido cualquier faceta de la comunidad analítica debe estar bañada en esta función, debe hacerlo al preservar las condiciones de posibilidad para la trasmisión del psicoanálisis y la formación de los analistas porque hacer existir una comunidad de Escuela no es otra cosa que hacer existir el psicoanálisis.

Miller3 plantea que durante mucho tiempo el psicoanálisis fue definido como existente por el lazo con Freud, lugar de origen al que se enlazó una comunidad donde la jerarquía establecida se pensó monopolio, pero el desgarro en el saber que opera la enseñanza de Lacan transformó las cosas de tal manera que la comunidad analítica está condenada a tener palpitaciones sobre si existe el psicoanálisis o no y si necesita de nosotros para existir.

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