Entrevista a Andrés Borderías

Realizada por Julio González y Félix Rueda

 

Entrevistadores (E): ¿A qué responde, en tu opinión, como director de la Fundación para la Clínica Psicoanalítica de Orientación Lacaniana (FCPOL), este interés renovado por el psicoanálisis aplicado en las instituciones que tiene lugar en el conjunto de la AMP, y del que da cuenta la creación de la FIPA (Federación de Instituciones de Psicoanálisis Aplicado), en marzo de 2016, por el directorio de la ECF, o de la RPA (Red de Psicoanálisis Aplicado) por la Federación Americana de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana (FAPOL), así como la reciente reactivación de la FCPOL por parte del Consejo de la ELP y de su Presidente?*

Andrés Borderías (AB): Creo que este interés renovado, como bien dices, responde a la suma de varios factores que se anudan en la expresión “acción lacaniana”, que J.-A. Miller acuñó en el transcurso de su curso Un esfuerzo de poesía.[1]

La acción lacaniana tiene una historia, a mi entender. Arranca de una interpretación sobre la crisis de civilización realizada a mediados de los años noventa por J.-A. Miller. Por ponerle una fecha, podríamos situar el momento en su curso El Otro que no existe y sus comités de ética, donde él y Éric Laurent examinaron las consecuencias de la evaporación del Nombre del Padre tanto en la clínica como en los discursos, a la luz de la última enseñanza de Lacan. Fue un momento crucial porque inició la elaboración sobre las psicosis ordinarias, lo que a su vez abrió las puertas a una nueva perspectiva sobre muchos fenómenos de la clínica, sintomáticos, de nuestro tiempo. A la vez, ese curso permitió una lectura sobre la crisis de la sociedad, en un momento tal que el desarrollo de la biopolítica desembocaba en la ideología de la evaluación y sus efectos, y empezaban a tomar cuerpo algunas iniciativas en Francia para “regular” la práctica psicoanalítica.

Esa interpretación ha orientado desde entonces la clínica y la política en la AMP y sentó las bases de una nueva manera de pensar la clínica en las instituciones, y, de manera especial, las instituciones creadas por los psicoanalistas lacanianos, algunas de las cuales existían desde tiempo atrás como la Antenna 110 (fundada por Antonio di Ciaccia en 1974) o Le Courtil (fundada por Alexandre Stevens en 1984). Esta nueva forma de pensar implicó la profundización de una reflexión importante sobre el papel de la transferencia en la institución, la relación con el discurso del amo, las nuevas formas del síntoma, la intervención analítica más allá de la interpretación y, en definitiva, en una puesta al día del discurso analítico. No olvidemos que ese esfuerzo vino acompañado de otros, entre los que hemos de señalar el impulso dado al Pase y el lugar de los AE en la Escuela, muchos de los cuales se incorporaron a la nueva aventura institucional.

Este trabajo cristalizará posteriormente en la creación del primer CPCT en París en el año 2003. Un dispositivo novedoso, por las características de su oferta y por el hecho de ser una creación de la escuela. El CPCT fue concebido como un laboratorio, un lugar de investigación, un centro en conexión directa con lo social llamado a jugar un papel en la batalla por la renovación del psicoanálisis en nuestra época y, además, un lugar de formación para todos aquellos que han participado de la experiencia —éste será otro de los ejes que se anudará a los anteriores—. De alguna forma se completaba el proyecto planteado por Lacan en su Acto de fundación con el desarrollo de esta tercera pata de la Escuela.

Esto permite entender la afirmación de J.-A. Miller en el año 2003:[2]

Deberíamos hacer un esfuerzo de poesía tocante a nuestro esfuerzo institucional, que hoy en día consiste en intentar crear instituciones de atención, instituciones terapéuticas, como las que con facilidad se crean en Italia y con más dificultad en Francia u otros países. Eso puede parecer arduo, difícil, poco inspirador e intentaremos darle un alma[3] a este esfuerzo y comprender lo que está en juego para nosotros, para el psicoanálisis en lo que se presenta como cierta mutación.

 

Desde entonces este esfuerzo ha tenido recorridos muy diversos en las Escuelas de la AMP. La crisis de los CPCT del año 2008 dio paso en Francia a una reformulación de los mismos, es decir, a un trabajo de Escuela y posteriormente a la constitución de la FIPA, una federación de dispositivos diferentes pero con una orientación común. En España, el cierre brusco de los CPCT y la dificultad para elaborar ese momento tuvo un efecto traumático sobre la política de la ELP en este campo, digamos que el esfuerzo perdió su alma. En Italia, la articulación de los dispositivos se ha llevado a cabo fundamentalmente a través del Instituto del Campo Freudiano, como consecuencia de la ley Ossicini.

 

E: En el caso de la ELP, desde el Consejo, hay una decisión clara de dar mayor contenido y funcionamiento efectivo a la FCPOL y, en consecuencia, dar relieve al psicoanálisis aplicado en las instituciones. La celebración de las recientes Jornadas de la Fundación da cuenta de ello. Estas Jornadas se inscriben en una serie que viene desde el año 2016 con la realización de las Primeras Conferencias Internacionales Jacques Lacan en mayo, y el 2º Encuentro Elucidación de Escuela en septiembre de 2016, dedicado al psicoanálisis aplicado en las instituciones. ¿Cuál sería la especificidad de este interés renovado en nuestra Escuela?

AB: Como señalaba antes, el cierre de los CPCT en España vino acompañado de una detención de la política de Escuela respecto del “esfuerzo de creación de instituciones”. La “acción lacaniana” se desplazó al desarrollo de los Foros y algunas otras iniciativas. La FCPOL quedó en estado de hibernación. Sin embargo, muchos colegas de la ELP vienen desarrollando parte de su práctica en instituciones desde hace muchos años. Instituciones muy diversas, muchas de ellas orientadas por el discurso del amo, lo que no quita que cada uno trate de generar espacios en ellas para que la orientación lacaniana permita un encuentro con el sujeto y su síntoma, un encuentro cuyo devenir merece la pena interrogar y del que la Escuela puede obtener un saber. J.-A. Miller propuso el término de “espacio alfa” para abrir un campo de elaboración sobre estas experiencias.

Por otro lado, en este tiempo han surgido nuevos dispositivos creados por miembros de la ELP y orientados por el discurso analítico, siguiendo los pasos de los CPCT, aunque con algunas modificaciones importantes que han permitido ajustar la relación con el discurso del amo para evitar algunos problemas surgidos en el pasado.

El anterior presidente de la ELP, Santiago Castellanos, junto con el Consejo —del que yo formaba parte— y el Directorio anteriores, decidió impulsar un nuevo “tiempo de comprender” con la convocatoria de la conversación de Elucidación de Escuela sobre este tema. Ha sido el inicio de la deshibernación de la FCPOL, que fue creada para el desarrollo de los CPCT y también para el impulso de una política acorde al anhelo expresado por J.-A.Miller en el año 2004.

Lo específico del momento actual, ahora con el impulso del presidente Enric Berenguer, el actual Consejo de la ELP y el Patronato de la FCPOL, es que estamos tratando de vertebrar una conversación entre dispositivos muy diversos para que la elucidación de la práctica en institución se sostenga en el tiempo bajo un marco común. Este primer paso, en forma de Jornada de trabajo puede permitir otros, como el desarrollo de algunas iniciativas de investigación. ¿Qué es investigar en psicoanálisis a partir de la experiencia en institución? Es una pregunta que merece la pena que nos hagamos y que tuvo un lugar en la pasada Jornada con la excelente conferencia de nuestro colega Guy Briole.

Entonces se trata de vertebrar una conversación sostenida respecto a la elucidación de la práctica, de interrogación de la relación entre el discurso analítico y el discurso del amo, así como de impulsar la investigación, aunque aún estamos en la tarea de dilucidar en qué consiste “investigar” a partir de la práctica institucional.

Si podemos avanzar en este esfuerzo, creo que estaremos en mejores condiciones para que la FCPOL pueda responder además a otro objetivo que forma parte de su espíritu fundacional, el de servir de herramienta para la Escuela en su relación con los poderes políticos. Y, quién sabe, quizás en un tiempo no muy lejano podamos asistir a la apertura de un nuevo CPCT 2 en algún lugar de la geografía de la ELP.

 

E: ¿Qué valoración te merecen estas primeras Jornadas de la Fundación? ¿A qué público fueron destinadas?

AB: Sin duda, un éxito. Han asistido más de doscientas personas de toda España, en su mayoría miembros de la ELP, asociados a las Sedes, participantes en las actividades del Instituto del Campo Freudiano, pero también hemos contado con la asistencia de interesados en el tema provenientes de diversos ámbitos de la ciudad. Hemos de tener en cuenta además que la Jornada se ha organizado con recursos muy modestos, si la comparamos con el gran aparato que proporciona la ELP para sus Jornadas. Hubo además una importante participación en los trabajos preliminares, cuarenta textos y varias entrevistas que fueron publicados en el Newsletter de la Jornada, que son accesibles en la web de la FCPOL y dan cuenta del interés suscitado por la misma.

Por otro lado, contamos con la asistencia y participación de colegas de otras Escuelas, y la intervención en la Apertura del concejal del Ayuntamiento de Madrid responsable de su Área de Salud.

En las mesas clínicas y de debate participaron colegas que desarrollan su práctica en instituciones diversas y también colegas que no lo hacen. Digamos que construimos una secuencia compleja, intensa, interesante, donde se sucedieron cuestiones clínicas, epistémicas y políticas. Los efectos y ecos que hemos recogido son alentadores.

 

E: ¿Cómo se dibuja el panorama actual del psicoanálisis aplicado en las instituciones dentro de la ELP, tanto a nivel de instituciones orientadas por psicoanalistas como de colegas que trabajan en dispositivos de salud, sociales, educativos, judiciales, etc.?

AB: Como dije anteriormente hay una gran diversidad de instituciones que han mostrado su interés en colaborar con la FCPOL. Podemos diferenciar cuatro grandes grupos.

Por un lado, en un primer grupo están las instituciones creadas por miembros de la Escuela, cuya orientación, dirección y gestión está en sus manos, y cuyos componentes se analizan y controlan su práctica. Digamos que son instituciones claramente orientadas por el discurso analítico. Entre ellas hay por otro lado, diferencias en las condiciones respecto del tiempo y dinero, la diferencia entre consultas y tratamiento, la relación con la formación, etc. Estas diferencias merecen la pena ser interrogadas.

En un segundo grupo podríamos incluir las instituciones creadas y dirigidas por miembros de la Escuela pero que dependen mucho más directamente de acuerdos con las Administraciones, es decir, en las que hay una incidencia mucho mayor del discurso del amo sobre las mismas, condicionando algunos aspectos de su práctica. Eventualmente puede ocurrir que parte de su equipo no tenga formación analítica, o que no esté en análisis. Hay cuestiones interesantes que podremos aprender de esta tensión, así como de la clínica que en ellos se lleva a cabo.

Por último, muchos colegas desarrollan su práctica en instituciones de la Administración Pública o en dispositivos privados, en distintos niveles de responsabilidad. En su mayor parte son instituciones vinculadas a la salud mental, la atención a menores, la educación y la enseñanza. En algunos casos, el deseo de nuestros colegas ha generado espacios de trabajo, de transferencia, de investigación, que bien podríamos calificar como “espacios alfa” en el seno de una institución orientada por el discurso del amo. Son vacuolas, puertas y agujeros que posibilitan la circulación de la transferencia con el psicoanálisis y la aproximación a algunos ámbitos de la clínica de difícil acceso para los demás. Es importante que la Escuela se haga interlocutora y partenaire de estos inventos y de estas experiencias surgidas de un deseo inédito ante lo real de una clínica muchas veces difícil en un medio frecuentemente hostil al psicoanálisis.

E: ¿Qué resultados significativos para el psicoanálisis y la Escuela podemos extraer de estas experiencias, en tu opinión? Incluimos también en esta valoración la pregunta por lo que supuso la experiencia de los CPCT.

AB: En el campo clínico tenemos una primera respuesta, muy significativa. Un dispositivo con una puerta abierta a pie de calle es un espacio en el que se reciben todo tipo de demandas, muchas de las cuales no se hubiesen dirigido nunca a un analista en su consulta. De modo que esto facilita un contacto directo con todo tipo de síntomas. Por otro lado las condiciones relativas al tiempo, el dinero, la transferencia, exploran las consecuencias de una práctica clínica sometida a cierta tensión. En este sentido es un laboratorio. Las conversaciones clínicas en la Escuela y en el marco del Instituto son un destinatario de muchas elaboraciones surgidas de estos dispositivos. Pero hace falta para ello que la Escuela se haga partenaire de estas experiencias, y no solo como mero receptor. Será entonces cuando podamos extraer algo más delicado y difícil de valorar, como son los efectos de formación obtenidos en estos dispositivos.

Por otro lado, los equipos clínicos se benefician de la conversación clínica que surge de una experiencia así. Y para concluir, gracias a estos dispositivos hemos logrado nuevos amigos para el psicoanálisis en la ciudad, una transferencia que forma parte de los objetivos de la acción lacaniana. Un respeto y consideración que se constata en la multiplicación de las fuentes de derivación y en el éxito de las jornadas locales de algunos de estos dispositivos.

En Francia, la Lettre mensuelle transformó en su momento su línea editorial para acoger los trabajos surgidos de los CPCT. Las Secciones Clínicas se articularon a los mismos. Los miembros se implicaron en sus Jornadas. Se constituyó la FIPA y se han multiplicado las jornadas y encuentros clínicos y epistémicos que forman parte ya de la vida de la Escuela.

 

E: Dado que la Fundación desde su inicio fue pensada como un instrumento de la Escuela para incidir en el campo del psicoanálisis aplicado a las instituciones y promover la difusión del psicoanálisis, y tomando en cuenta el estado de los psicoanalistas en las instituciones en nuestro país. ¿Cuál sería la política de la FCPOL en el momento actual, en el que el psicoanálisis parece abocado a un debate epistémico y político con el Otro social?

Me parece que estamos en el momento de definir cuál queremos que sea el próximo paso de la FCPOL. Por un lado, creo que hay que mantener y desarrollar el espacio de debate clínico y epistémico que acabamos de poner en marcha, profundizar en la orientación lacaniana de cada dispositivo, interrogar los límites con la psicoterapia y con el discurso del amo. Por otro lado, pienso que hay que dar un paso en el campo de la investigación y ver de qué manera se vertebra todo ello con la Escuela y el Instituto en el nivel local. Quizás podamos esperar de aquí el surgimiento de nuevos dispositivos.

Y de cara al debate con el Otro social, la FCPOL y la ELP deben de afilar sus armas y prepararse para los debates que se avecinan en un ámbito europeo cada vez más cargado de nubarrones cientificistas y evaluadores. ¿Por qué no pensar en la posibilidad de juntar fuerzas con otras instancias en el nivel de la Eurofederación, pensando en algunas acciones puntuales? La presencia en la Iª Jornada de la FCPOL de Jean-Daniel Matet y de Silvia Morrone, más la participación de Guy Briole en la misma, y la asistencia a la Jornada de colegas de Francia, Suiza, Italia y Latinoamérica dan cuenta de una circulación y una cooperación e interés compartidos.

Por último, hay que seguir con las Conferencias Internacionales, una actividad de prestigio de amplia resonancia sobre temas de máximo interés, para mantener un semblante acorde a los objetivos de la FCPOL y la ELP.

 

E: ¿Cómo puede la Fundación colaborar a que los dispositivos de psicoanálisis aplicado apliquen a la extensión del psicoanálisis el rigor de la intensión?

AB: A la FCPOL le corresponde facilitar y propiciar el encuentro, el debate. En ese sentido la FCPOL no es sino una herramienta de la Escuela, su instrumento. La orientación, la formación, el rigor en su mejor acepción, es un asunto de la Escuela. De ahí la necesidad del análisis y el control de los practicantes, en primer lugar. Pero hace falta algo más, hace falta una conversación sobre el hecho institucional como tal, sobre las condiciones de su práctica, una conversación en la que la FCPOL puede jugar un cierto papel de facilitador.

Por eso es fundamental que la Escuela se haga partenaire de estas experiencias, que le insufle su alma a este esfuerzo, un alma lacaniana.

Andrés Borderías. AME; ELP. Psicoanalista en Madrid.

andrésborderías@gmail.com

[1]* Ambos entrevistadores son miembros de la ELP y psicoanalistas en Bilbao.

Miller, J.-A., Un esfuerzo de poesía, Buenos Aires, Paidós, 2016.

[2] Ibid., pág. 133.

[3] En el original francés, “donner un âme”.