Texto de Jean-Robert Rabanel
He escogido abordar la cuestión por el bies que la clínica contemporánea permite observar, es decir, el de las desconexiones progresivas del Otro o las desconexiones muy precoces.*
Un recuerdo de lo que es la clínica
La clínica, como disciplina, es preciso situarla en el punto de juntura entre ciencia de la naturaleza e historia de la naturaleza. Freud contribuyó a ello de modo decisivo.
No hay clínica sin ética. No hay ética que no sea relativa a un discurso, el cual se origina con un acto que funda un sujeto y decide una práctica.
Hay pues clínicas y no una sola clínica. Hay tantas clínicas como prácticas.
Existe entonces, la posibilidad de distinguirlas y el deber de orientarse.
Correlativa a la práctica de la disección, encontramos la clínica médica, fundada sobre el método anatomopatológico, que hace corresponder un síntoma, un signo, con un mecanismo y una lesión.
Correlativa a la práctica de internamiento, encontramos la clínica psiquiátrica, según Michel Foucault.
Es una práctica que la ley autoriza desde que se instituye el sujeto kantiano, es decir, el sujeto libre.
El sujeto libre es correlativo a una práctica de segregación. El sujeto libre crea de inmediato la noción de sujeto alienado.
A diferencia de M. Foucault, J. Lacan refiere el nacimiento de la clínica psiquiátrica a este momento de instauración del discurso de la ciencia debido a los efectos de segregación que éste opera entre el Otro y el goce.