Me he propuesto esbozar unos breves comentarios sobre este aforismo que proporciona el eje común para el tema de las jornadas de la ELP y también del próximo Congreso de la AMP.

En los comentarios de clausura del reciente Congreso, Miller indica que la elección de este aforismo como título del próximo Congreso sigue la línea del tema del Congreso anterior, que, como recuerdan, exploró el tema «La mujer no existe».

Una de las cuestiones asociadas a la formulación «La mujer no existe», es por supuesto su correlación con el aforismo fundamental: «No hay relación sexual». Si tomamos este último aforismo como si nos diera la formulación lacaniana de la forclusión generalizada, entonces ¿no podríamos decir que el aforismo «Todo el mundo es loco» es lo que viene a responder a esa formulación, o al menos traza algunas de sus consecuencias en la actualidad?

En los dos últimos capítulos de su curso de 2007-2008, que lleva precisamente este titulo, y donde retoma y trabaja esta frase con cierto detalle, Miller es explícito en su intento de situar este aforismo como brújula de la ultima enseñanza de Lacan. Pero para que esta frase no se reduzca a un eslogan hay que situarla en su contexto, tanto en relación con el momento de su enunciación como en relación con el argumento más amplio del texto del que se extrae.

Esta frase aparece en un breve texto escrito por Lacan para apoyar el departamento de psicoanálisis de la Universidad de Vincennes. Miller indica que data de octubre de 1978, posterior al Seminario 25, El momento de concluir, por lo que debe leerse en el marco de todo lo elaborado por Lacan en este Seminario 25 mismo.

Al mismo tiempo Miller indica que en su condición de brújula para la muy última enseñanza de Lacan, esta frase debe ser considerada también en su fuerza de retroacción en nuestra lectura de toda la enseñanza que la precede. La ironía, por supuesto, es que en el contexto de la argumentación del texto, esta frase pone en cuestión la noción misma de enseñanza, destacando no sólo la imposibilidad de enseñar el psicoanálisis sino también lo que Lacan denomina la locura de intentar enseñar lo que no se puede enseñar para todos.

Este texto de Lacan, publicado inicialmente en Ornicar, sigue siendo pues una referencia indispensable para nuestra lectura del alcance de este aforismo. Al mismo tiempo, podemos leer la reciente presentación de Miller de este tema con el trasfondo de su discusión más extensa de las mismas cuestiones en los dos capítulos finales del curso de 2008, el último de los cuales lleva el título Cada uno en su mundo.

En esos dos capítulos de junio de 2008 encontraremos elaborados con más detalle muchos de los temas centrales del argumento tanto de las jornadas como del Congreso. La referencia a esa elaboración anterior también sirve para poner de manifiesto la cuestión de los cambios que debemos tener en cuenta en nuestra práctica en el período transcurrido entre 2008 y hoy. ¿Cuál es entonces el interés del intento de Miller de volver a estas cuestiones ahora?

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