Lacan planteó la tesis del inconsciente estructurado como un lenguaje. Pero a menudo ha regresado sobre ella para hacer otra cosa, sin eliminarla jamás. En particular, al final de su texto El atolondradicho2 desplaza las líneas de ese tema y vuelve a la cuestión de la interpretación.

El «dicho» del analizante no es un dato de partida. Para que haya efectos, efectos sobre el síntoma, sobre el goce y permita que algo se manifieste del inconsciente es necesaria la interpretación. Lacan nos dice en El atolondradicho3, que es preciso que ella «haga apare.ser», es decir, que proceda de un decir. Lacan se refiere allí a la topología: la interpretación debe producir cortes «verdaderos». Todo ese texto de Lacan pone el decir del lado de lo real. Pero, ese pare ser, aquí evocado en el «hacer apare ser», no es sencillo. Todo el texto del atolondradicho, «mi recorrido»4dice Lacan, está ahí para exponerlo. Insiste en reservar la dinámica y desconfía de una detención en la imagen. El decir, igualmente, no existe en el sentido de estado estable. Por lo demás, Lacan «recuerda la ex-sistencia»5. Esta entrada en escena del decir y de la estructura como topología permite captar el «como un lenguaje» de el inconsciente está estructurado como un lenguaje» de modo muy diferente.

¿Qué es el lenguaje? Es la estructura supuesta por la lingüística de la que los lenguajes (efectivos y reales) son los efectos. Los lenguajes no son «no todos»6 Pero, para Lacan, la estructura que hay que suponer no es tanto «estructural» como topológica. El inconsciente del que Lacan habla ¿escapa entonces a la lingüística? Efectivamente, no puede más que fallar ese «pare ser» que está en cuestión en el análisis, nacido del corte. Se puede y se debe pues tomar el lenguaje de un modo distinto que el punto de vista del lingüista. Hay que tomarlo desde su «fracaso»7, el del lenguaje, en su abordaje de lo real. El lenguaje no capta lo real, incluso en cierto modo, «deriva»8al contrario de lo real. Habría en él ausencia de sentido (ab-sens) de la relación sexual, como real, la raíz de una llamada al sentido. El lenguaje se vuelve, entonces, en el lugar de sedimento del goce en el sentido, en el sentido que el lenguaje produce. El lenguaje sirve entonces para gozar, en el sentido de alojar el goce del cuerpo en lalengua. Lo que también falla el lenguaje es el objeto a que, sin embargo, es uno de sus efectos.

El «decir del análisis»9es el encuentro de una palabra analizante y de una palabra que interpreta. Para calificar la interpretación, Lacan toma prestado de Aristóteles el calificativo apofántico para tratar de colocar una enunciación que existe a la proposición clásica. Lacan adelanta la idea de que en la asociación libre, donde todo puede decirse, surge un fenómeno de no-todo. Los dichos no son todos dichos modales, demandas entre otras, puesto que una parte va a ser justamente del orden del logos apofántico y, por tanto, del orden de la particularidad que es uno de los criterios de la existencia: «Otro decir, para mí, es allí privilegiado: la interpretación, que ella, no es modal, sino apofántica. Añado que en el registro de la lógica de Aristóteles, es particular, por interesar al sujeto de los dichos particulares, los cuales son no-todos (asociación libre) dichos modales (demanda entre otros)»10. Heidegger, en los años 1924-1930, emprendió la interrogación del logos apophantikos aristotélico al examinar lo que lo hace posible, es decir, no la estructura predicativa de la proposición sino una dimensión más original, una apertura prelógica al ente. Hablar de la interpretación, como discurso apofántico, sirve para distinguirla de la dialéctica, que apunta a demostrar y obtener del otro una verdad. La interpretación en el psicoanálisis apunta a mostrar el objeto a. Libera de la reserva lo que hay a revelar: el goce en juego que no es asunto de adecuación o de verdad y de dialéctica. Para retomar el binario comentado por Jacques Alain Miller, la interpretación no apunta a mostrar la quiddité (lo que es), sino la quoddité (lo que hay)11. Lo que hay es el goce y lo que no hay queda en reserva, es la relación sexual.

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