Una sesión de seminario en París en 1986

El seminario de Jacques-Alain Miller (del DEA y del doctorado del Campo freudiano) estudió en 1985-86 La dirección de la cura y los principios de su poder1 de Jacques Lacan. Reproducimos aquí una sesión que se dedicó al capítulo V de dicho escrito. Lacan reinterpreta en él el sueño de la Bella carnicera2 y el seminario se propuso pues descifrar su exégesis.

“Hay que tomar el deseo a la letra” era un título que encajaba bien con el entusiasmo por la literalidad que guiaba el “DEA”, como decíamos en aquellos momentos. El extracto recuerda a los textos dialogados y cultos de Arno Schmidt y nos da una idea del método y de la atmósfera de trabajo. Aún hoy puede ayudarnos a leer un pasaje de Lacan que constituye un verdadero rompecabezas.

Es escrito, objeto de estudio en sus detalles y conjunto de sus referencias, es puesto en el lugar del agente del discurso. Es él quien interroga a los participantes y los que toman la palabra entrarán en coloquio. Todo ello podría resultar extraño, pues lo serio y lo divertido forman parte del mismo combate.

Con frecuencia le corresponde a Jacques-Alain Miller aportar las respuestas y soluciones a los callejones sin salida del comentario. Todos sacaron provecho de ello y muchos escritos, desde La denegación vía Kant con Sade hasta el inagotable Hombre de las ratas, perdieron un poco de su intimidante hermetismo.

Franz Kaltenbeck

Jean-Louis Gault recapitula la sesión anterior

1. La vuelta al salmón

Jean-Louis Gault: Lacan realiza un paso suplementario al introducir el personaje del marido y volver a la escena del salmón. Realza el valor del salmón como significante del deseo del Otro. De alguna manera, podría decirse que Lacan da entonces la siguiente respuesta: “Bella carnicera ¿por qué nos habla de salmón para hacernos creer que es caviar, cuando se trata realmente de salmón?

Jacques-Alain Miller:  Yo no dije eso. ¿Es lo que cree?

Jean-Louis Gault:  Sí. Creo que esta fórmula da buena cuenta del comentario que se hizo. Se trata de un punto sobre el que me parece que usted insistió detenidamente en la sesión anterior.

Jacques-Alain Miller:  La manera de no ser incauto, en primer lugar, es interpretar el deseo de salmón como deseo de caviar. Lo que hace Lacan, en un segundo momento, es decir que en definitiva se trata de salmón. Eso es lo que expliqué. Usted lo resume perfectamente con esa fórmula que remite astutamente el chiste judío caro a Lacan: “¿Por qué me dices que vas a Lemberg para que crea que vas a Cracovia, cuando es a Lemberg a donde vas?3

Jean-Louis Gault:  Tenemos aún la cuestión final, que es la de la oposición entre deseo y demanda en el sueño. ¿Cómo entender que el sueño es una realización de deseo, cuando en este se trata del fracaso de un deseo? Podemos resolver esa aparente paradoja distinguiendo deseo de demanda. Se trata de un fracaso de la demanda, pero el deseo resulta realizado con el salmón.

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