Es interesante recorrer las sucesivas fórmulas que Lacan nos dejó sobre el fin del análisis. Tenemos varias y debemos preguntarnos que motivó la variación en esas fórmulas.
En 1967, Lacan evoca la posición depresiva en la Proposición de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela. Es en ese momento, en este texto donde Lacan evoca explícitamente lo que califica como “posición depresiva”, dándole un valor estructural.
Solo cinco años más tarde, en 1973, encontramos una segunda referencia a propósito de la depresión al final del análisis, en El atolondradicho: “El analizante solo termina al hacer del objeto a el representante de la representación de su analista. Entonces, en tanto dure su duelo por el objeto a al que por fin lo ha reducido, el psicoanalista persiste en causar su deseo: más bien maniaco-depresivamente. Es el estado de exultación que Balint, aunque abordándolo por otro sesgo, describe sin embargo bien: más de un “éxito terapéutico” encuentra allí su razón, y sustancial eventualmente. Luego, el duelo se termina”2.
En primer lugar, lo que Lacan escribe es que para el analizante existe al final el “representante de la representación de su analista” (Vorstellunsrepräsentanz). ¿Qué puede significar esto? Antes de responder a esta pregunta, tenemos que pasar por el comentario que Lacan hizo, en el Seminario XI, sobre este término de Vorstellungsrepräsentanz.
En primer lugar, Vorstellung que significa representación. Vemos luego una “s” del genitivo y Repräsentanz. Lacan propone traducirlo como “representante de la representación”. En el Seminario XI , se discute sobre si el representante de la representación es el S1 o bien el S2, Lacan concluye diciendo que la Vorstellungsräpresentanz es el S2.