Un indecible determina todo discurso

En el título mismo del Seminario 19,… o peor, Lacan da cuenta del punto de cierta falla de lo real, un indecible, que determinaría todo discurso.

El concepto de discurso aparece tempranamente en Lacan, si bien será en el Seminario 16, De un Otro al otro, donde planteará que “se trata de definir qué pasa con este discurso llamado el discurso psicoanalítico”1 y subrayará la cualidad “sin palabras” del discurso. En el Seminario 17, El reverso del psicoanálisis, Lacan explica las cuatro formas lógicas que toma el discurso, nombrado en cada ocasión a partir de su agente, es decir, del semblante. En efecto, en el Seminario 18, De un discurso que no sería del semblante, Lacan constata que todas las vías discursivas de acceso a lo real que explora, se muestran semblantes. Todos los discursos son semblantes, no permiten atrapar lo real. Esto incluye el discurso del analista, con la salvedad de que el analista está advertido del semblante y no lo confunde con la verdad.

El Seminario 19 arranca en este punto, y se convierte en momento fecundo de elaboración que da paso a la ultimísima enseñanza de Lacan. Parte aquí de afirmar que “no hay relación sexual”2, esto es, que no se puede escribir, que los discursos no la escriben porque no es posible. En consecuencia, hay un lugar vacío, del que el título del seminario subraya la importancia. Al mismo tiempo, ese vacío es el único modo de atrapar algo con el lenguaje, que no será del orden de un dicho, sino un decir. Establecer ese lugar vacío, haciendo uso de una “nueva lógica”3, de la que se va a servir en su exploración de lo real, le permite a Lacan proponer la función del no-todo.

Una nueva lógica

El “no-todo” no podía formularse en la lógica formal de Aristóteles. Esta parte de una proposición que se compone de dos términos, sujeto y predicado, y que puede ser verdadera o falsa. En ella, al “todo” se opone el “ninguno”. La nueva lógica que idea el matemático alemán Gottlob Frege prescinde de sujeto y predicado para adoptar los términos de argumento y función. Contempla un lugar vacío en el que se aloja el argumento, x, y que precedido del cuantor todo, resulta “todo x”, que, a su vez, puede ir precedido de la negativa4. Así, la lógica de Frege permite a Lacan formular el “no-todo”.

La lógica fregeana nace de la constatación de una dificultad: la exactitud requerida en la formulación lógica encuentra un inconveniente en las imprecisiones del lenguaje común. Esto afecta enormemente a una lógica basada en proposiciones gramaticales, mientras que la aritmética provee una vía posible, tal como desarrolla en su Conceptografía5. Observemos que si bien se sirve del lenguaje de la aritmética, traza una separación con este, al que se aproxima solo “en el modo de utilizar las letras”6.

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