Comenzaré explicando la coyuntura que ha dado lugar a este texto1. Desde hace un año aproximadamente estoy trabajando en cartel sobre el Seminario 8 de Lacan, La transferencia. Trabajábamos sobre la segunda parte del mismo titulada “El objeto del deseo y la dialéctica de la castración”, cuando el tema de las últimas jornadas de la ECF era anunciado, a saber La norme mâle (La norma macho). Saben que se trata de un juego de palabras con el cual Lacan asimila implícitamente la ley del patriarcado a lo que sería la normalidad. Es una cuestión de gran actualidad, tanto social, como política y clínica, que nos pone a trabajar sobre algunos de los conceptos importantes del psicoanálisis, en particular los implicados en la cuestión de la sexuación y las modalidades del deseo y el goce en los seres hablantes.

En la parte del Seminario 8 citada Lacan prosigue su trabajo de articulación en torno a tres conceptos: falo, complejo de castración y transferencia. Animado por mi transferencia a la Escuela, me surgió el deseo de articular el trabajo producido en cartel con el tema de las jornadas. Y es así como fui llevado a interesarme por el concepto de falo en Freud y Lacan. El estatuto teórico del falo, su función en el proceso de sexuación y en la economía libidinal, dan lugar a reajustes incesantes por parte de Freud y sobre todo de Lacan. Estos reajustes van delineando la concepción que el psicoanálisis se forja de los seres hablantes como sexuados. Presentaré aquí algunas escansiones que no tienen ninguna vocación de exhaustividad.

Freud: la anatomía es el destino

Freud estudia la evolución de la posición del varoncito respecto de la diferencia anatómica de los sexos. Tiempo 1. La primera reacción del niño ante la ausencia de pene en la niña es la desmentida: ella no tiene pene pero éste le crecerá cuando ella sea mayor. De ello se desprende una toma de posición acerca de la cuestión: atribuir un pene a todos los seres humanos, incluyendo a las niñas. Es el falo como atributo universal. Tiempo 2. El varoncito es confrontado a la amenaza de castración, la posibilidad de perder el órgano, y ello provoca en él una aceptación de la realidad: las mujeres no tienen pene. Al principio sólo lo admite respecto de las mujeres indignas, y en última instancia de todas, incluso la madre. Tiempo 3. Teoría de la diferencia de los sexos. Constatación: los hombres tienen pene, las mujeres no. Conclusión: primacía del falo y superioridad de los hombres. La teoría de Freud valida el falocentrismo de la “norma macho”, podríamos decir.

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