La Arquitectura en Lacan Hispano

“Gran obra colectiva”, se puede llegar a escuchar en los pasillos. Hago un apunte desde mi sencilla posición de reciénvenido1como decía Macedonio Fernández; se trata, para mí, de una gran obra plural, y lo que tiene de plural -no colectiva- lo tiene en el sentido de diversa, divertida, desuniversada2 Esa varidad3de estilos en cada uno de los textos fue para mí explícito, casi un out in the open, de ida y de vuelta. De vuelta porque ese a cielo abierto en ocasiones se presenta nublado: una cierta atmósfera de misterio, entonces, acompañó mi entrada, mi franqueamiento de los bifurcados senderos por consecutivos umbrales que nos reciben en cada texto-artista-obra-psicoanalista, del inmenso primer capítulo “lecturas lacanianas”. “Libro-estilo, libro de vidas, estilo de vida” -pensé. ¡Es estremecedor! Pero, ¿hacia dónde vamos? También me pregunté.

Lacan y la lengua hispana. Lacan hispano. Un segundo misterio para mí recae sobre el título. ¿Por qué Lacan Hispano? ¿Por qué no, por ejemplo, Lacan Hispanoamericano? Si ya en el marco de su portada tenemos a Lacan en Caracas, 1980 ¡Qué extraño lugar para Lacan, Caracas! -pensé. Y esa extrañeza queda retratada en el recorte que se ha hecho sobre esa foto de Vasco Szinetar: en la portada la foto entera; en el lomo Lacan de perfil, tal como lo describe Esthela Solano-Suárez en su texto, con su cabello minuciosamente cuidado, su vestimenta fuera de lo común; en la contraportada un reflejo de Lacan en una columna-espejo, que rompe la perspectiva. La foto, podríamos decir, subraya -como si estuviera leyendo- el texto sobre Picasso de Daniela Fernández, nos introduce en el misterio del cuerpo hablante.

En este panorama luminoso no nos debemos quedar fascinados. Seguimos la mancha, lo negro, lo rojo, las nubes de las preguntas.

En la distribución de los textos de la primera parte se hace patente una cierta extimidad, una no correspondencia entre quién escribe y el origen geográfico del objeto de su escritura. Argentinos escribiendo sobre españoles, españoles escribiendo sobre argentinos, franceses escribiendo sobre españoles y argentinos, castellanohablantes escribiendo sobre catalanes, catalanes sobre castellanohablantes. Se desdibujan las fronteras, ¿se trata más bien de un asunto de lengua común, de amuro, de t(T)àpies4, en relación con los cuáles, se puede leer que en algunos asuntos somos todos absolutamente extranjeros, pero, al mismo tiempo no?

Es esta experiencia dividida la que me acompañó en mi lectura. Voy a decirlo aquí para enmarcarlo y también quizá para que esta no-reseña deje una pregunta abierta para vosotros, que leerán o que habéis leído este libro, ¿no trashuman sus páginas una alegría hasta cierto punto extravagante constatada en la pluma divergente y propia de quiénes escriben y al mismo tiempo una especie de preocupación por el devenir del psicoanálisis, en las Escuelas, en las zonas de habla hispana, pero más allá, en cualquier lugar?

Mi hipótesis hasta cierto punto es que esa doble entrada no es sin relación con el modo en que está planteada lo que he llamado, para dirigir mi pregunta a Jacques-Alain Miller el día de la presentación del libro, a él como impulsor de este volumen y al mismo tiempo de esta especie de dispositivo, lo que he llamado como una cuidadísima arquitectura. Y es que muy bien podríamos seguir la noción de arquitectura que plantea Lacan entre sus Seminarios 75y 86. En primer lugar, nos encontramos a la arquitectura como un juego de volúmenes que expone una cierta completud. Sin embargo, si nos orientamos por la topología tórica y arrancamos de la arquitectura el “volumen para acercarla a la superficie”7, lo que nos revela este arte es como “moviliza y dispone superficies alrededor de un vacío”8, un vacío que es envuelto y que es fundante -y al mismo tiempo fundado- de y por la arquitectura, y lo que al mismo tiempo se platea como una relación entre la petrificación y el dolor, en una materialización de la primera experiencia de la existencia. Se puede ver fácilmente entonces, como dice Lacan por ejemplo, en las formas torturadas de la arquitectura gótica9.

Entonces, después de este excurso, en lo que podemos llamar ya nuestro Lacan Hispano, podríamos hacer acopio de las marcas en los textos de varios de los autores de un “compromiso consentido”, o de una cierta “elección forzada”, de un cierto “empuje a la invención”, en relación sobre todo con la conjunción “y” a la que a cada uno le ha correspondido poner en tensión -o no- con Lacan.

¿Cómo ha sido pensada esa arquitectura -se me planteó como eje de lectura-, ese “y” entre el estilo, digamos, de cada uno, la forma como cada analista ha respondido y responde, y la vida de Lacan, la vida en Lacan, la vida en la Escuela?

“Esta Escuela -que dijo Lacan, y esta referencia es reiterada en el libro-, si merece su nombre en el sentido en que ese término se plantea desde la antigüedad, es algo desde donde se debe formar un estilo de vida”10. El estilo que bien sabemos no deja de fundar su constitución en el resto, en el despojo, en lo que se desprende de cierta operación11.

Ese estilo de vida, las formas de hacer con eso, es patente en el libro. Las torturadas maneras de escribir, algunas diáfanas, otras arcanas, unas atendiendo con dignidad central a la consigna que les fue propuesta, otras desplazándose con libertad hacia otro centro. En todo eso se lee, en efecto, sin vacilaciones, que Lacan Hispano es un hecho, que no es solo un instante, -aunque tienda a verificarse según esta ética orientada por el no-todo-, sino que más bien podemos definirlo como lo que da “eso que dura”12.

Ahora bien, ¿cómo seguir? Es una pregunta que toma en cuenta al dolor, al estilo, a los síntomas, y a los deseos compartidos.

* Lacan Hispano. Bajo la dirección de Alejandra Glaze y Jacques-Alain Miller. Ed. Grama, 2021.

Erick González

erick–g3@hotmail.com

 

Notas:

  1. Fernández, Macedonio. Papeles de reciénvenido y continuación de la nada. Corregidor, Buenos Aires, 2019.
  2. Cf. Lacan, Jacques. El Seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante. Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 12.
  3. Miller, Jacques-Alain. La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 263.
  4. Que además del apellido del artista Antoni Tàpies, sobre el que encontramos un texto de Miriam Chorne, significa “trozo de pared”.
  5. Lacan, Jacques. El Seminario, libro 7, La ética del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 2009, p. 76-77.
  6. Cf. Miller, Jacques-Alain. “Progresos de psicoanálisis bastante lentos 1”. Freudiana, nº 73, 2015.
  7. Ibíd.
  8. Ibíd.
  9. Lacan, Jacques. El Seminario, libro 7, La ética del psicoanálisis. Op. cit.
  10. Lacan, Jacques. El Seminario 12, Problemas cruciales para el psicoanálisis. Clase del 27 de enero de 1965, inédito.
  11. Cf. Lacan, Jacques. “Obertura de esta recopilación”. Siglo XXI, México DF, pp. 3-4.
  12. Miller, Jacques-Alain. “S’truc dure”. Matemas II. Manantial, Buenos Aires, 1990, pp. 99-104.