Texto presentado en las Noches del Directorio ampliado, el 4 de junio, en la Comunidad Valenciana de la ELP, actividad realizada bajo el epígrafe “Escuela, Transmisión y Extimidad”.

La convocatoria a este encuentro se hace bajo estos tres significantes. Escuela, transmisión y extimidad.

La escuela es el modo institucional que propuso Jacques Lacan para la formación de los analistas. Tiene como finalidad el real de la formación del analista, un real relacionado con la exigencia que el psicoanálisis tiene de renovarse, ya que no es inmutable.

Nosotros miembros de la Escuela Lacaniana de psicoanálisis estamos experimentando desde hace tiempo dicha renovación en el seno de la AMP, en la Escuela Una.

Está renovación impulsada a través de la enseñanza impartida por Jacques-Alain Miller nos ha orientado hacia lo que podemos denominar el psicoanálisis nodal que estudia las deformaciones de los nudos, sus articulaciones posibles, las rupturas y sus consecuencias.

Estas deformaciones, transformaciones y rupturas se pueden observar en la sociedad contemporánea a través de sus crisis incesantes o de los embates de lo real que introduce el discurso de la ciencia.

Sociedades en las que domina el discurso capitalista y en las cuales el imperio de la cifra y de la cuantificación son los significantes amos en los que se apoya el sujeto supuesto saber.

Con relación a dicho discurso el psicoanálisis se encuentra en una posición de extimidad al ocuparse de lo que se considera inútil, del desecho de la vida psíquica: formaciones del inconsciente, sueños, lapsus, actos fallidos, síntomas, inhibiciones y angustias.

Desde la perspectiva utilitaria de la ética del capitalismo eso es lo inútil. El goce es lo que no sirve para nada.

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