Lo que hago es como un suplemento a un coloquio que merecería terminar con el discurso que acabamos de escuchar. Pero, al fin y al cabo, un suplemento como psicoanalista en un coloquio literario ya es una posición.

“El oro en gules de/y la lituraterre”31 Este título ¿constituye un enigma? En ningún lugar menos que aquí. Cualquiera oiría que se hace eco, refractándolo, de lo que Roger Dragonetti ha proferido para nosotros: su soberbio y sonoro “¿Orgullo de la literatura?”, con el que hizo ondear una bandera al viento para reunirnos hoy a su alrededor. Mi título se puede entender. Pero este entender es sólo un oír. Es “languaige barbare”, como dice Rabelais en su capítulo de “palabras congeladas”32. ¿Cómo no advertir que, entre ellas, las primeras que encontró Pantagruel son, en el orden del texto, “des motz de gueule”? Este “gules”, aunque no exactamente su valor de blasón, está en mi título.

Después del sonido, ¿no debiera ir al sentido? ¿Qué es una conferencia si no da sentido? Lo mental quiere “comprensión” – está en Mallarmé – imaginativa, “imaginativa comprensión”, precisa él, y lo hace – cito – “con la esperanza de contemplarse en ella”33. Comprender y reconocerse es, desde el símbolo, caer en el estadio del espejo – “estadio del espejo”: Lacan. Ahí nos orientamos.

Sé lo que se espera de mí. Esperan a Lacan. Esperan que meta a Lacan en el ajo. ¿Y cómo no iba a estar Lacan en el ajo, si Dragonetti, hace treinta años, ya estuvo con él en su seminario? Para comprenderlo, para comprender cómo Lacan puede estar hoy en día en el asunto. Esto me dijo otro, un otro de espejo, a quien inquirí sobre el tema que podría bordar aquí ante ustedes. “Lituraterre”, respondió Alain Grosrichard. No sé si “lituraterre” a ustedes les dice algo; para nosotros, es una contraseña. Esta palabra constituye el título de un artículo de Lacan34, que aún conserva muchos de sus enigmas, pero no el de su título. Por debajo, está el equívoco propuesto por James Joyce: a letter, a litter. De una letra a una porquería: es lo que significa el latín litura (porquería, tachadura). Es la litura de “lituraterre”.

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