«Le masochisme féminin, un fantasme d’homme». Texto traducido con la amable autorización del autor, no revisada.
El masoquismo femenino es un tema que ha sido tratado con frecuencia. Este no es mi propósito. Sin embargo, hay una observación incidental en los comentarios que hace Lacan repetidas veces que ha llamado mi atención: el masoquismo femenino es un fantasma del deseo masculino.
Esta afirmación de Lacan incluye una doble tesis: En primer lugar, lo que aparece a primera vista es que en el inconsciente de los hombres habría la idea que a la mujer le gusta sufrir para acceder a su feminidad. La segunda es que con esta afirmación Lacan cuestiona la respuesta formulada por los post-freudianos anglosajones a la pregunta de Freud: “¿Qué es una mujer?”
Por mi parte, me interesa aclarar lo que ocurre con el fantasma masoquista del deseo masculino.
Veamos cómo llega Lacan a hacer esta observación. Durante el Congreso sobre la sexualidad femenina en 196012, le responde a los psicoanalistas anglosajones:
“Durante una decena de años, de congresos, en declaraciones, los psicoanalistas anglosajones construyeron su tesis sobre la feminidad en relación con el desarrollo del complejo de Edipo y la articularon con la biología y los destinos de las pulsiones parciales. Los hombres tienen el órgano “que los empuja a la conquista”13, pero las mujeres están privadas y eso tiene consecuencias para acceder a su feminidad. Ellas echan la culpa a sus madres de haber sido privadas. En su artículo “El masoquismo femenino…” Helene Deutsch afirma que “las experiencias analíticas no dejan ninguna duda de que la primera relación libidinal de la niña con el padre es una relación masoquista y el deseo masoquista en la primera fase femeninamente orientada se enuncia: ‘quiero ser castrada por el padre’. En mi opinión –continúa– este viraje masoquista que se esboza ya por la biología y sus predisposiciones, forma el primer fundamento del desarrollo definitivo de la feminidad”14.