Gracias a Lacan la consideración de las pasiones forma parte de nuestra experiencia. Desde el inicio de su enseñanza supo incorporarlas al ámbito de sus reflexiones, dando cuenta de la relación del sujeto y el lenguaje, del modo cómo este nos afecta.

Así, en un primer tiempo puso el acento en las pasiones del ser, es decir, en aquellas pasiones que se corresponden con el sujeto del inconsciente en tanto que afectado por la falta en ser que el lenguaje, el significante, introduce. Son pasiones que nos vinculan al Otro, en las que el sujeto apasionadamente busca en el Otro el modo de colmar su falta.

Posteriormente, a partir de Televisión, Lacan abre otra perspectiva, la de las pasiones del alma, del objeto a, en las que lo que se pone en juego es la relación del parlêtre con un cuerpo que palpita afectado por el lenguaje, y por la relación con un goce siempre en exceso, nunca en armonía.

Cada época, sin duda, determina sus propias pasiones. Ellas ponen de manifiesto cómo el lazo social se funda sobre el goce. Varios colegas de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) detallan en nuestro dossier “Pasiones contemporáneas” un muestrario no exhaustivo de aquellas pasiones que habitan nuestra época, y que nos permiten leer el goce que insiste en el lazo social contemporáneo.

De otra parte, Jacques-Alain Miller en la conferencia dada en Nimes en 1997 y que publicamos con el título de “El psicoanálisis, la ciudad, las comunidades”, nos ofrece una perspectiva crucial a la hora de situarnos frente a las pasiones contemporáneas. Como él señala, se trata para el psicoanálisis de provocar un cierto efecto de despertar respecto de los modos contemporáneos de goce. Despertar que renueve nuestra práctica, y nuestras Escuelas, y que permita al psicoanálisis situarse frente a los impasses de este siglo.

Para concluir, otros dos epígrafes de la revista exploran algunos terrenos colindantes al de las pasiones, ellos son: “Series” y “Entre hombres y mujeres”. También, querido lector, encontraras nuestro apartado dedicado a recoger varios testimonios de AE’s de la Escuela Una; así como el dedicado a recoger la novedad editorial en el Campo freudiano.

¡Buena lectura!

Julio González