María Elena Lora F.

El sueño como un enigma, como mensaje, es tan antiguo como la humanidad misma y abre un escenario que da lugar a una serie de evocaciones, predicciones y teorías que aun intentan otorgar el estatuto preciso del sueño en la época actual. Hace aproximadamente 6000 años, con las primeras muestras del lenguaje escrito se manifestaron las primeras interpretaciones de los sueños. A partir de entonces, en todas las culturas, el ser humano ha escudriñado el misterio de los fenómenos oníricos, en tanto mensajes cifrados que requieren de intérpretes e interés por el ciclo vigilia-sueño y su especial connotación mítica y mágica.

Sueño y estructuras cognitivas

Actualmente, los temblores del siglo XXI nos sacuden, estos tiempos de cognitivismo y neurobiología no son nada tranquilizadores en su intento de atribuir a los contenidos del sueño significados universales. Así, la exploración teórica del fenómeno onírico desde el marco cognitivo, implica entender a los sueños como un camino hacia organizaciones complejas de estructuras cognitivas. El trabajo con sueños bajo el modelo experimental cognitivo implica tres fases fundamentales en su proceso de interpretación: la fase de exploración, de comprensión y la de acción. La consolidación de los cambios en los esquemas cognitivos que posibilitan un cambio generalizado, se consigue a través de la implementación de técnicas terapéuticas puntuales, por ejemplo, el entrenamiento en asertividad y el autocontrol. Asimismo, se puede preguntar al paciente qué le gustaría cambiar en el sueño y se le solicita imaginarse el sueño de forma diferente, especialmente cuando se trata de pesadillas, es decir, detener el sueño en un punto determinado y cambiar las dimensiones negativas en positivas, de manera que colme al paciente de una sensación y sentido puro de poder.

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