Paola Bolgiani

“Hay que decir que el deseo de ser amo contradice el asunto mismo del psicoanalista: que la causa del deseo se distingue de su objeto”.[1]

Esta referencia tomada de Radiofonía me parece adecuada para introducir el alcance político del deseo en estas Jornadas tituladas ¿Quieres lo que deseas? Un título que, tomado desde la lógica según la cual el objeto del deseo es un objeto que está aguas arriba del deseo mismo, puede traducirse —al menos ésta es la lectura que propongo— en otra pregunta: “¿Quieres el deseo? ¿Quieres desear?”.

Nuestra época no es la época del deseo sino la época en la que el deseo es silenciado, anticipado en cada una de sus manifestaciones, en beneficio del goce inmediato que se apoya precisamente en la diferencia entre la causa del deseo y su objeto.

El discurso capitalista “sabe” que la raíz del deseo se anuda con el goce, que eso que se encuentra en la vía del deseo no es un objeto articulable, sino más bien el goce. Y el sujeto contemporáneo cree en la ilusión capitalista de poderse reapropiar del goce que “le correspondería” a través del consumo de los objetos, borrando así la dimensión de la castración que funda el deseo. “La plusvalía” —nos recuerda Lacan— “es la causa del deseo de la que una economía hace su principio, el de la producción extensiva y por tanto insaciable de la falta-en-gozar”.[2]

Podemos definir la posición del sujeto contemporáneo —nombrando así el efecto individual que produce el lazo social— como caracterizada por la estupidez, señalando con eso una posición de goce, de un goce respecto al cual no se quiere saber nada ni ceder nada y que por tanto no es subjetivable. Propongo que su pareja política, el Otro al que se desafía, sea aquél que Lacan indica como el canalla.

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