Entrevista realizada por Entrevues*
Entrevues (ETV): El “desorden” del que nos ponen al tanto los jóvenes se traduce con frecuencia mediante nuevas nominaciones tomadas de la lengua común: “acoso”, “fobia escolar”, “adicciones”, etc. Estos nuevos “identificadores” vienen acompañados de una mutación en el discurso: el rasgo sintomático ha pasado a constituir una categoría. Pero también se traduce por “comportamientos”: binge drinking, escarificaciones, deportes extremos, banalización del porno, etc. Se trata menos de síntomas descifrables que de fenómenos de goce. Estos comportamientos, a veces extremos, no siempre son considerados como transgresivos por los jóvenes mismos; están casi normalizados. A partir del jueves por la noche, por ejemplo, las Urgencias están “acostumbradas” a recibir jóvenes en estado de coma etílico. Cuando la pulsión está así al mando, el problema, para el clínico, consiste a menudo en introducirse en el circuito y llegar a producir un cuestionamiento…
¿Podemos hablar de un cambio de paradigma? ¿De un descrédito de la palabra? ¿De nuevos síntomas?