Texto de Dolores Castrillo
Frente a quienes prefieren contentarse con la idea de que el psicoanálisis se reduciría a una clínica de lo individual J.-A. Miller,1 en su reciente conferencia de Madrid, nos proponía una nueva alianza entre el psicoanálisis y la política –lo que no es lo mismo que entre el psicoanálisis y los partidos políticos– y nos invitaba a releer el texto Psicología de las masas donde Freud subraya que no hay oposición entre psicología individual y colectiva:
En la vida anímica individual aparece siempre integrado el otro, ya sea como modelo, objeto, auxiliar o enemigo , y de este modo la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social.2, 3
No hay pues oposición entre el campo del psicoanálisis y el de la política; al contrario, ciertas cuestiones de la política, como el yihadismo, que no solo preocupa a los gobiernos sino que logra suscitar en cada uno de nosotros un efecto real de angustia, como quizás no lo hace ningún otro fenómeno político actual, son susceptibles de ser esclarecidas, en alguna medida, desde el psicoanálisis; éste por su parte no puede pretender que aquella sea un campo exterior a lo psíquico, que legitimaría la posición del psicoanalista recluido en su gabinete y ajeno por completo al mundo de la política.