Al final de los Escritos, Lacan critica la epistemología común que piensa en dilucidar la naturaleza de la actividad científica asignando a cada ciencia un objeto particular, y propone otra perspectiva al examinar en su conjunto las relaciones entre La ciencia y la verdad. La perspectiva que se anuncia al final de los Escritos se precisará rápidamente: no solamente la ciencia está situada con relación a los efectos de verdad, sino que lo será a partir del objeto del psicoanálisis, a partir del objeto a.
Por ello examina el vínculo entre la ciencia y la angustia en una lección de comienzos del año 1969, en el Seminario De un Otro al otro. Este examen después del desarrollo de las causas de los acontecimientos de mayo de 1968, lo que llama la conmoción de mayo. Es la respuesta a una entrevista con Jean-Paul Sartre en Le Nouvel Observateur1 publicada dos días antes de su seminario titulado “La juventud atrapada”. Mientras que Sartre sitúa directamente la institución universitaria y su esclerosis como causa de los acontecimientos, Lacan afirma que el discurso universitario no es más que la sustitución de un malestar más profundo, expresado así en esta cita: “Es verdad, la evolución de la ciencia amenaza con plantear problemas completamente nuevos, inesperados, a las funciones del poder”2. La ciencia plantea el “factor problema” en el poder porque no sabe adónde va. Avanza, dice Lacan, a tientas3. Además, para Lacan, “este poder camuflado, este poder secreto, y cabe agregar, anárquico — quiero decir dividido contra él mismo, y esto sin duda por ir de la mano del ascenso de la ciencia—, está ahora tan desconcertado que no da pie con bola, porque pese a todo del lado de la ciencia ocurre algo que supera sus capacidades de dominio” 4.
Lo que sucede en la ciencia Lacan lo expresará así: “La ciencia comienza a tener miedo de su nombre. Parece que viene para los científicos el momento de la angustia”5.