¿Cómo hacer para enseñar lo que no se enseña?1
Esa es la pregunta de Lacan que hace agujero. Freud ya se lo preguntaba allá por 1918 cuando formulaba ¿Hay que enseñar el psicoanálisis en las universidades?2 Entonces surgen más preguntas: ¿Cómo hacer pasar la enseñanza de lo particular, de lo no generalizable? ¿Cómo transmitir algo de ese imposible? Mucho se ha hablado de esto y se han dado buenas pinceladas. Voy a intentar reunir algunos trazos de lo visto y de lo oído. A modo de collage voy a intentar dar una propuesta que pueda servir quizá para alguien.
Había escuchado que es notorio entre los propios psicoanalistas ver de qué pie cojea cada uno. Cómo el síntoma de cada uno es más visible de lo que pensamos en un colectivo en el que compartimos cierta pasión por la escucha y la lectura. Entonces, hay algo del síntoma de cada uno, de eso que insiste como una piedra en el zapato, que se transmite a otros, sin que uno quiera, a pesar de uno mismo, digamos. También podemos asumir que cuanto más trabajada esté esta piedra, más pulida, la transmisión de “eso” será cada vez más afinada. Podríamos decir que cuando uno ha terminado su análisis, y la piedra se ha transformado en otra cosa, la transmisión que produzca también será Otra.