La cuestión trans pone de manifiesto de forma clara una importante tendencia de la psiquiatría, es decir de la medicina, que es la despatologización generalizada de la clínica e incluso su desmedicalización. Se aceptan de buena gana los cuidados, pero ya no se quiere que «se trate de una enfermedad». En su artículo «La crise post-OSM et la psychoanalyse à l’age numérique», Éric Laurent puso en evidencia el fracaso del DSM 51. En otro artículo aparecido en L’Évolution psyquiatrique mostró la lógica de lo que denominó «la gran translación clínica contemporánea».2 La crisis del DSM ha llevado a la fulgurante aparición de los Research Domain criterio (RDoC) en la clínica. En esta nueva situación de lo que se trata es de tomar como referente, no ya las enfermedades, las patologías ni incluso a los enfermos, sino a los circuitos neuronales correlativos a circunstancias comportamentales aislables en «dominios». En el año 2015 el bordelés Steeves Demazeux y Vincent Pidoux, en un artículo sobre el proyecto RDoC3, expusieron que la apuesta de los RDoC era el abandono del diagnóstico. El proyecto RDoC consiste en producir «constructos», entidades teóricas fabricadas, que se convierten en los ladrillos de la clasificación y se presenta como una investigación emplazada así al amparo de una verificación clínica efectiva. Los «dominios» de la investigación no dejan de sorprender: el miedo, el circuito de la recompensa, la aversión, la adicción, la cognición (atención y percepción, memoria) a los que se añaden «los procesos sociales y los sistemas de activación y de modulación “cerebrales”».

En su libro L’Éclipse du symptóme, S. Demazeux apunta como precedente del DSM, desde el inicio del siglo XX en los Estados Unidos, a los estudios estadísticos sobre la salud mental: «esos proyectos tienen en común el volver la espalda a toda la tradición psiquiátrica y van incluso más allá, dado que parecen querer abandonar la propia noción de síntoma».4

A la cabeza del proyecto RDoC se encuentra un psicólogo, Bruce Cuthbert, que define en un artículo reciente 5 el «marco de trabajo de los RDoC». Lo esencial es la elaboración de una tabla de doble entrada en cuya ordenada se encuentran los dominios ya evocados y en cuya abscisa están situados de forma confusa los «circuitos cerebrales», los genes, las células, las moléculas y los comportamientos. El autor precisa que los «constructos» son «conceptos no calculables propuestos a partir de conjuntos convergentes de datos».6 Lo esencial para él es definir trayectorias de desarrollo: «La mayoría de las enfermedades mentales consisten en trastornos de desarrollo neurológico en que interactúa la maduración del sistema nervioso con una gran variedad de factores externos, incluso antes del nacimiento».7 Evoca la extensión de trastornos neurológicos de desarrollo (TND): «A este respecto y para poner un ejemplo, Craddok y Owen propusieron una gradación para la patología de desarrollo neuronal que de manera continua parte de la deficiencia intelectual y progresa hacia el autismo, la esquizofrenia, los trastornos esquizoafectivos, los trastornos bipolares y la depresión unipolar»8. No hay discontinuidad en lo real en este planteamiento en que pudiera colarse un sujeto del trastorno. El abordaje es dimensional y supone una continuidad entre lo normal y lo anormal, que se convierte en el substituto de lo patológico.

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