Véronique Voruz

Han tenido ya dos conferencias formidables de introducción a este texto de Radiofonía,*[1] por lo que yo no voy ya a presentarlo entonces en su contexto, solo subrayaré que testimonia de un viraje en la enseñanza de Lacan: el de otorgar una importancia creciente al goce en la experiencia analítica. En este texto percibimos la capacidad de inventiva de Lacan para encontrar los medios para tratar este goce mediante el dispositivo analítico. Voy a centrar mi intervención en las respuestas que Lacan dio a la tercera y cuarta pregunta de Robert Georgin, extrayendo primero algunos ejes de reflexión que pueden orientarnos en nuestro estudio del texto, un poco hermético de entrada, para luego abordar el texto mismo de las respuestas.

Desplazamiento del sentido al cifrado

El texto es contemporáneo del Seminario 17, y de la introducción de los cuatro discursos por parte de Lacan como respuesta a los acontecimientos de mayo de 1968.[2]Lacan usa los cuatro discursos como un instrumento para interpretar dicha revuelta social. Decir esto pone de relieve el desplazamiento que Lacan opera con Radiofonía y con El reverso del Psicoanálisis. En efecto, los cuatro discursos constituyen una interpretación pero no en el sentido de una producción de efectos de verdad sobre los acontecimientos: la apuesta de Lacan no es cambiar su significación sino introducir un desplazamiento. Señala que esa es su intención al final de su respuesta a la tercera pregunta sobre la Enstellung de Freud, que concluye con la siguiente formulación: “Hacer pasar el goce al inconsciente, es decir, a la contabilidad, es en efecto un impresionante desplazamiento”.[3] Diré que “hacer pasar el goce al inconsciente, es decir, a la contabilidad” es la manera para Lacan de resumir su aportación en este momento de su elaboración. A partir de entonces, el significante ya no es abordado solo desde la vertiente del sentido en tanto que pensamientos reprimidos, verdad no advenida, etc., sino en la vertiente del cifrado. Pienso aquí en la frase que Éric Laurent ha comentado muchas veces sobre “los instrumentos del goce, collares, cubiletes, armas: subelementos más para enumerar el goce que para hacerlo entrar en el cuerpo”.[4] No se trata ya de hacer entrar la libido en el cuerpo-imagen, sino de cifrar el goce por medio de los objetos plus-de-gozar, sabiendo que el goce siempre es en exceso y que el objeto a es el resto de la operación una vez que no está ya revestido con el plus de gozar.

Monocentrismo del discurso del amo

¿Por qué Lacan habla de desplazamiento y no de revolución del inconsciente, término propuesto por Robert Georgin en el intitulado de la pregunta IV?: “Usted dice que el descubrimiento del inconsciente conduce a una segunda revolución copernicana”.[5] Para Lacan, la revolución viene a reorganizar los elementos existentes sin cambiar la estructura, mientras que él tiene la idea de que el psicoanálisis podría intervenir sobre la estructura. En el colimador de Lacan respecto a este texto está el monocentrismo que caracteriza al discurso del amo, en relación al cual el discurso de la ciencia deviene el esclavo. De esta manera Lacan en su respuesta a la pregunta IV desplaza la referencia tomada por Robert Georgin de Copérnico a Kepler, es decir, desplaza la revolución copernicana del heliocentrismo al doble foco de la elipse.

Cito aquí la frase de Lacan sobre Kepler que nos permite formular esta proposición: “Introducir en efecto la trayectoria elíptica es plantear que el cuerpo planetario gira al precipitar su movimiento (igualdad de áreas barridas por el rayo en la unidad de tiempo: segunda ley de Kepler) alrededor del foco ocupado por el alumbrado principal [la luminaire maître], pero vuelve a enlentecerlo desde más lejos con otro foco desocupado, ese sin ninguna luz para circunscribir un lugar”.[6] En la transcripción del texto pronunciado, Lacan dice “el foco ocupado por la luminaria amo”, es el sol; y que “vuelve a enlentecerlo desde más lejos con otro foco desocupado, ese sin ninguna luz para circunscribir un lugar”. Se habla de la gravedad, de la idea de que con Kepler un cuerpo no gravita ya alrededor de un solo foco que sería el sol, sino alrededor de dos focos, siendo uno “la luminaria amo”, el significante amo, y el otro “desocupado, ese sin ninguna luz para circunscribir un lugar”. Este lugar no está señalado ya por el significante amo pero ejerce una fuerza de atracción sobre el cuerpo planetario.

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