Pierre-Gilles Guéguen

Agradezco a Gil Caroz su invitación a venirles a hablar de este texto: ¡difícil, es preciso decirlo!* Felizmente, Éric Laurent ha contribuido ampliamente a esclarecerlo y se han podido beneficiar, como yo, de la introducción que hizo aquí.

Lo primero que querría recordar es que se trata de una entrevista incómoda.

En efecto, Robert Georgin, que planteaba las preguntas a Lacan, era periodista en la radio belga, primero durante la Resistencia, luego en la RTBF. Recuerden que la emisión fue registrada en 1970. Aunque había leído los Escritos, publicados en 1966, el periodista estaba desfasado respecto a Lacan, cuya doctrina había variado mucho desde la publicación del volumen. El final de los Escritos marca el final del periodo estructuralista de Lacan. Finalizan con el texto “La ciencia y la verdad” que plantea la cuestión de saber si el psicoanálisis puede ser una ciencia o si habría una ciencia que podría acoger al psicoanálisis. Ahora bien, cuando Lacan se encuentra con Robert Georgin, ya ha elegido dejar atrás el estructuralismo y la lingüística; aprecia de todos modos que su interlocutor haya leído sus Escritos. Robert Georgin sin duda no sabe que Lacan está ya enseñando El reverso del psicoanálisis y construye sus esquemas de los discursos. Sin duda, tampoco tiene noticia de la conferencia de Baltimore (que acaba de ser editada en La Cause du désir).

Lacan había participado, en 1966, en este importante evento y tenido un desacuerdo total con Chomsky respecto a la naturaleza del lenguaje y al hecho de que, contrariamente a lo que Chomsky pensaba entonces, no se llegaría a inventar una inteligencia artificial, al no tener la neurología nada que ver con los hechos de lenguaje. Lacan se había encontrado solo afirmando que el lenguaje no se aprendía, que era de otra naturaleza. Esto le lleva, sin duda, a revisitar en su respuesta a estas dos primeras preguntas lo que él había tomado de entrada de los estructuralistas y más particularmente de los lingüistas. Vuelve en especial sobre el préstamo tomado anteriormente de Lévi-Strauss y subraya que el psicoanálisis no tiene nada que ver con el empirismo que no se verifica ni sobre el terreno ni comparando los mitos.

Los desarrollos que giran alrededor del Curso de Lingüística general de Saussure, y luego del curso de Jakobson que Lacan frecuentó mucho en los años 60, me han interesado particularmente.

Pregunta I: “En los escritos, usted afirma que Freud anticipa, sin darse cuenta, las investigaciones de Saussure y las del Círculo de Praga, ¿puede explayarse sobre este punto?”.

Pregunta II: “La lingüística, el psicoanálisis y la etnología tienen en común la noción de estructura; a partir de esta noción, ¿se puede imaginar el enunciado de un campo común que un día reunirá psicoanálisis, etnología y lingüística?”.

El Círculo de Praga concierne a Jakobson y Benveniste, entre aquellos que Lacan ha frecuentado. No creo que Lacan se haya interesado por Troubetzkoy o por otros que formaron parte de él. Hjelmslev, del Círculo de Copenhague, es citado una vez al pasar en “La ciencia y la verdad”. Pero Jakobson, que era muy conocido ya en Rusia antes de exiliarse a América, reencontrará al pequeño círculo de intelectuales exiliados debido al ascenso del nazismo y reunidos alrededor de Koyré. Quieren fundar la New School for Social Research de New York donde enseñaron Jakobson, Koyré y Lévi-Strauss. E invitan allí a Lacan.

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