Las 17 Jornadas de la ELP, ¿Quieres lo que deseas? Excentricidades del deseo, disrupciones de goce, están presentes en la elección del tema del amplio dossier de este nuevo número de la revista de la Escuela, El Psicoanálisis nº 33, que aquí brevemente presentamos.

La pregunta “¿quieres lo que deseas?” alude a una frase de Jacques Lacan en las páginas finales de su Observación sobre el informe de Daniel Lagache, de 1960, que plantea: “Es como objeto a del deseo, como lo que ha sido para el Otro en su advenimiento en cuanto vivo, como el wanted o el unwanted de su venida al mundo, como el sujeto está llamado a renacer para saber si quiere lo que desea”.

Más allá de la antinomia entre goce y deseo presente en su enseñanza llamada clásica, Lacan apuesta ya aquí por una nueva posición del sujeto frente a su deseo, por una reconciliación entre el querer de la voluntad (que luego será llamada “de goce”), y el desear.

Entonces, si bien Lacan refiere una “deflación del deseo” una vez atravesado el fantasma, en detrimento de un protagonismo del goce, y no vuelve a emplear el término en los últimos años de su enseñanza, no se trata de dar por zanjado el asunto sino de encontrarle su relieve. Más aún, cuando, no hemos dejado de utilizar el término. 

La apuesta de este número de El Psicoanálisis es una búsqueda de actualización del término de deseo, en la estela abierta por la convocatoria de las 17 Jornadas efectuada por el Presidente y el Consejo de la ELP. 

Podemos decir: se trata del deseo hoy. El deseo hoy en la clínica, en la episteme y en la política del psicoanálisis; en la consideración de los finales de análisis y también, en lo que respecta a nuestra contemporaneidad —donde el deseo parecería desaparecer ante la presencia apabullante de fenómenos de goce, disruptivos—, o a otros momentos de la civilización, como testimonian los textos del apartado “Sobre el mal”.

La cuestión inspira numerosas lecturas y abordajes que encontramos en los distintos escritos, apartados y subapartados de la revista, dentro y fuera del dossier: el deseo de análisis, el deseo del análisis, el deseo del analista, el deseo de control de la practica, el deseo de psicoanálisis en la institución, el deseo de psicoanálisis en Europa —del que la política de la Eurofederación da cuenta también en la elección de los temas de trabajo para los sucesivos congresos—. Y, además, el deseo en los niños, el deseo de una feminista, el deseo y la neurobiología, el deseo del sueño… 

Y, aún más, el deseo de Pase del que dan cuenta los Analistas de la Escuela y también el Informe  del Cartel del Pase D10 de la ELP, que tenemos el honor de publicar aquí. Y, también, el deseo de nominar.

“Atrapado inicialmente en la versión reduccionista del fantasma, señala en su texto Santiago Castellanos, [el deseo] se desplaza al servicio de la vida una vez que el analizante se apropia de su propio sinthome”. Ese deseo, añadimos, puede ponerse entonces al servicio del psicoanálisis que requiere un deseo vivo: un deseo que no esté absolutamente determinado por la fijación de goce y que sepa hacer con la contingencia para así explorar lo nuevo y reinventarse cada vez. 

Frente a los imposibles del irreductible pulsional (su ineducabilidad, su ingobernabilidad, los límites que plantea al análisis, y por consiguiente, sus restos), la apuesta de un deseo que encuentra su manera de hacer con él, se juega frente al horizonte de lo posible. El deseo se revela entonces un tratamiento posible de la pulsión de muerte y de sus distintas manifestaciones, en uno mismo y en la civilización. 

Margarita Álvarez