Me corresponde hoy abordar ante ustedes el binario propuesto por los enseñantes de la Sección Clínica: “Sublimación y escabel”*.

Jacques-Alain Miller es quien ha destacado y puesto de relieve este binario. En efecto, en su discurso de presentación del tema del Xº Congreso de la AMP , el cual tuvo lugar en Río de Janeiro en el año 2016 bajo el titulo “El inconsciente y el cuerpo hablante” 97, indica que en la última enseñanza de Lacan los conceptos de parlêtre y sinthome se sustituyen respectivamente al inconsciente de Freud y al síntoma, siendo el escabel el tercer término que se incluye en la serie.

En esa ocasión recordaba igualmente que el escabel de Lacan “es un concepto transversal”, agregando que “traduce de un modo figurado la sublimación freudiana, pero en su entrecruzamiento con el narcisismo”98. Encontramos aquí el punto de partida de nuestro estudio.

La sublimación en Freud

​Por lo tanto, antes de abordar el escabel propiamente dicho, tal como Lacan lo ha formulado en toda su complejidad en el curso de su ultimísima enseñanza, es necesario interesarse previamente por el concepto de sublimación, tal como lo encontramos formulado por Freud en distintos momentos de su obra. Concepto para nada simple.

En 1915, en “Pulsiones y destinos de pulsión”99, Freud presenta la sublimación como un avatar de la pulsión. Si la pulsión es concebida por Freud como un montaje en el cual distingue los siguientes términos: la fuente Quelle, la fuerza Drang, el objeto Objekt, y la meta Ziel; la sublimación se caracteriza en este texto por la obtención de una satisfacción de la pulsión “alejada de sus acciones-meta originarias”100. La meta de la cual se trata es la obtención ”del placer de órgano”101. En este texto Freud, tal cual él mismo nos lo advierte, no dirá mucho más sobre la sublimación. Retengamos que se trata de un modo de satisfacción pulsional.

Diez años antes, en los “Tres ensayos sobre teoría sexual”102, Freud introducía la sublimación en el curso de la temporalidad lógica característica del período de “latencia sexual” como agente de “una desviación de las fuerzas pulsionales sexuales de sus metas […] hacia metas nuevas” , agregando que ese “proceso que merece el nombre de sublimación” estaría en la fuente de “todos los logros culturales”103.

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