Fabián Schejtman

La pregunta de Ritter

Me interesa abordar en esta ocasión[1] una intervención de Lacan, contemporánea de su Seminario 22. Se trata de la respuesta que da, el 26 de enero de 1975, a una pregunta de Marcel Ritter. ¿Cuál es la pregunta de Marcel Ritter? La siguiente: “Esta mañana se trataba de ciertas palabras que comienzan por Un: Unbewusste, Unheimlich. Esto me ha hecho pensar en Unerkannte, que se encuentra en Freud en particular en la Traumdeutung, donde está muy mal traducido, puesto que está traducido por lo desconocido, en tanto que es lo no-reconocido. Encontramos este Unerkannte articulado con la cuestión del ombligo del sueño. El ombligo es ese punto donde el sueño, cito a Freud, es insondable, es decir el punto donde, en pocas palabras, se detiene el sentido o toda posibilidad de sentido. Es también el punto donde el sueño está más cerca de lo Unerkannte, de lo no-reconocido. Freud dice Ersitz ihm auf: traducido literalmente, “está sentado encima”, tal un caballero sobre su caballo. Pero agrega que de ese punto se levanta un ovillo de pensamientos que uno no llega a desenredar, pero que este ovillo de pensamientos no ha suministrado otras contribuciones al contenido del sueño, es decir al texto manifiesto. En otras palabras, parece ser un punto donde la condensación falló, en el sentido de que es un punto que no está reunido más que por un solo hilo o por un solo elemento al contenido manifiesto, un punto de falla en la red”[2].

Me detengo allí. Las palabras que comienzan con Un: Unbewusste es el inconsciente, claro está, Unheimlich lo siniestro y Unerkannte, precisamente, lo no reconocido -mejor que lo desconocido-, sobre lo que Ritter interroga a Lacan. Pero antes, una precisión: la relación del ombligo del sueño con este “no reconocido”. Puesto que no deben confundirse. Tal como señala Ritter, Freud dice en La interpretación de los sueños[3] que el ombligo es el punto por el que el sueño se conecta con lo no reconocido, con lo Unerkannte. Más aun, el lugar por el que el sueño se asienta sobre este no reconocido, que para Lacan será un real. Pero el ombligo del sueño, entonces, no es ese real. No hay que confundir, lo digo de este modo, la montura con el caballo. El ombligo del sueño no es lo real no reconocido, sino, el punto por donde el sueño, toca, se sienta sobre ese real… imposible de reconocer al decir de Lacan. Es decir, el ombligo del sueño forma parte del sueño, parte del sueño que toma contacto con lo real… no reconocido.

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