Entrevista a Enric Berenguer

Realizada por Joaquín Caretti y Mónica Unterberger

Entrevistadores (E): El 1 de abril se cumplen 80 años del final de la guerra civil española. Algo traumático sigue insistiendo y retorna impidiendo realizar un duelo. ¿Cuáles son las causas?*

Enric Berenguer (EB): Hubo trauma de la guerra, incluyendo el de una posguerra con fusilamientos en tapias hasta 1956, pero también tuvo sus modos de tratamiento. ¿Acaso no hubo duelo durante la larga dictadura? No hay para el duelo una forma canónica y cada una deja sus restos o produce sus síntomas. La Transición, ahora “Régimen del 78” —expresión con la que la nueva izquierda se pierde— fue un modo de tratamiento.

Sus actores no eran ingenuos. Tenían un conocimiento preciso de lo ocurrido y algunos habían padecido las cárceles franquistas o habían luchado contra Franco. Y, sobre todo, tenían una visión de la guerra más compleja de lo habitual hoy día, también de las muchas dificultades por las que había pasado la República antes del golpe. Estaba presente el recuerdo de errores inexplicables, como la libertad de movimientos de algunos militares y otros personajes, de los que se tenía toda la impresión de que conspiraban. Empezaron a hacerlo un mes después de proclamada la República. Calvo Sotelo pactó con Mussolini ya en 1934. También pesaban mucho aventuras que algunos ya vieron entonces como suicidas y que no habían ayudado en nada. Y la dificultad —¡crónica!— para sostener un proyecto común en nombre de la libertad que no alentara una fragmentación de las fuerzas.

La dictadura de Primo de Rivera era reciente para quienes vivieron la guerra, ellos vieron que fuerzas importantes querían volver atrás frente a grandes cambios que planteaba la República contra toda una inercia histórica. Más adelante, tuvieron una visión de los límites de la lucha contra el franquismo, vivieron el fin de cierto modelo de partido comunista y sus perspectivas en el orden mundial del momento. Algo dijo Semprún de esto último.

La Constitución del 78 la apoyaron más los comunistas que los franquistas. En general, los políticos progresistas habían aprendido mucho del desastre. Habían experimentado que las fuerzas conservadoras se podían aglutinar en torno a algunos significantes amo, las progresistas no tanto. Optaron por una solución de mínimos, pensando a medio y largo plazo. Y también eran muy conscientes de lo que había correspondido a corrientes históricas poderosas y a la decisión de las potencias de usar el régimen de Franco como un aliado tácito contra el comunismo. La Guerra Civil española no es pensable aisladamente: fue un episodio de lo que Enzo Traverso ha llamado guerra civil europea.

Debes acceder para ver el resto del contenido. Por favor . ¿Aún no eres miembro? Únete a nosotros