Durante el curso 2016-17, el Grupo de Investigación de psicoanálisis con niños y adolescentes de la Nueva Red Cereda en Barcelona abordó el texto teatral El despertar de la primavera[1] con el propósito de seguir ahondado en el estudio e investigación de las adolescencias. Fue en el entrecruzamiento entre dos grupos de estudio _el Grupo de Investigación de psicoanálisis y pedagogía y el Grupo de Investigación del niño y el adolescente en el discurso analítico_ que nos propusimos un encuentro conjunto en torno al amplio tema de la lectura y la escritura.

De este modo, el presente texto busca continuar el trabajo sobre la obra teatral de Wedekind de forma sesgada para resaltar y localizar en ella aquellos aspectos que tienen que ver con la lectura y con el leer.

El despertar de la primavera es una obra de teatro que fue abordada tanto por Freud _especialmente en un Acta de trabajo de la sociedad psicoanalítica de Viena[2]_ como por Lacan. Este último le consagró un breve texto.[3] Ellos dos extraen de esta obra unas coordenadas fundamentales en relación a la etapa adolescente y a la pubertad.

Nuestro propósito es seguir la obra teatral para separar de ella las menciones en torno a la lectura. Las referencias a lecturas o escritos que encontramos dentro de la obra de Wedekind resultan ser fundamentales para la obra misma y nos permiten reflexionar sobre lo que la lectura o incluso la escritura conlleva como acto para los adolescentes, es decir, las implicaciones subjetivas que tienen para cada uno de los protagonistas.

Los personajes de este drama son un grupo de adolescentes entre catorce y quince años de edad que plantean a lo largo de tres actos los deseos, intereses y conflictos de esa etapa de la vida. La sexualidad, el amor y la muerte entretejen sus vidas. Especialmente en el escenario vamos a ver aparecer y a seguir a Melchor y a Maurice, los dos adolescentes protagonistas junto con Wendla.

Precisemos las referencias a escritos que aparecen en esta obra: una de ellas es un texto que se llama El coito, que Melchor escribe para la lectura de su amigo Maurice.

La otra es un cuento del que habla Maurice, el cuento de la reina sin cabeza, leído/relatado por su abuela.

Por último, hay una tercera referencia, alejada de la obra teatral, pero interesante en tanto surge en la reunión de la Sociedad Psicoanalítica de Viena en el momento en el que los allí reunidos analizan El despertar de la primavera. Es la referencia a los diarios íntimos de los que Freud no duda en considerar “como un medio de represión en tanto lo esencial, el material inconsciente de los primeros años esta omitido constantemente”. [4]

El despertar de la primavera, si seguimos la línea que propongo, nos ofrece una enseñanza valiosa en tanto nos ayuda a entender de qué manera ambos actos, el de leer y el de escribir, están ligados para cada uno de estos adolescentes _ya sea del lado de Melchor, al que podemos llamar “el escritor”, ya sea del lado de Maurice, al que podemos llamar “el lector”_ a un proceso de construcción subjetiva.

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