Texto de Jorge Sosa

La función de la salud mental

Las políticas públicas de salud mental son asunto del amo pero hoy ya no es tan fácil localizar al agente de ese discurso. Según Lacan, el capitalismo es una variedad del discurso del amo, como podemos leer en su texto Sobre la experiencia del Pase, de 1973:

El llamado discurso capitalista es una cierta variedad del discurso del amo, y se distingue de él tan solo por un pequeñísimo cambio en el orden de las letras. Es un hecho que al detectar, en el sentido del discurso capitalista, la plusvalía como su resorte esencial, Marx confirió de pronto al discurso del amo una consistencia y un poder cuyos resultados no han terminado ustedes de percibir.[1]

De este párrafo tan denso quiero únicamente destacar que ese cambio en el orden de las letras, al que se refiere, resultará ser entre el S1 y el sujeto barrado, de tal suerte que en el discurso capitalista el lugar del agente será ocupado por el sujeto que, en su falta de goce, pone a trabajar el saber en la producción de objetos destinados a crear la ilusión de que pueden colmar esa falta. Pero entonces surge una paradoja, esa falta de goce a cambio de ser colmada es relanzada al infinito y acrecentada, ya que para el sujeto atrapado en ese discurso en el que nada es imposible, la falta de goce es deprimente. El sujeto tiene vedado el acceso a lo real como imposible, a la falta de objeto como causa del deseo.

Puestos a dar un nombre al amo contemporáneo, digamos que no es Dios Padre sino el Dios Mercado, cuyas exigencias condicionan completamente las políticas de los gobiernos, además de erigir como un valor absoluto, capaz de justificar cualquier decisión, la rentabilidad. Todo tiene valor en la medida en que genere una plusvalía.

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