Entrevista a Vicente Palomera realizada por Laura Canedo, Myriam Chang, Emilio Faire (más uno), Patricia Lombardi y Victoria Vicente*

Cartel (C): En Sobre la lección de las psicosis (1987),1 J.-A. Miller plantea que el psicótico es aquel que no ha consentido a que el objeto fuera extraído y remitido al Otro; lo que le dejaría en posición de objeto del Otro. ¿Cómo podemos pensar el trabajo de construcción del delirio desde esta cuestión? ¿Puede servir al sujeto para construir una respuesta al goce del Otro? ¿Cómo pensar ahí la transferencia?

Vicente Palomera (VP): Entiendo que estas tres preguntas están estrechamente relacionadas. En primer lugar, ¿cómo entender que el psicótico no ha consentido a que el objeto sea extraído y remitido al Otro? Recordemos la tesis que sostuvo Freud según la cual el psicoanálisis no podía hacer mucho por el psicótico. Hoy, con Lacan, diríamos que esta dificultad es imputable al hecho de no haber consentido a soltar el objeto y remitirlo al Otro. La dificultad encontrada por Freud era que el sujeto psicótico no tenía nada que demandar al Otro, esto por razones de estructura. En efecto, si el dispositivo inventado por Freud para el sujeto neurótico supone el manejo de la transferencia esto encontraba un límite en la psicosis. La libido del sujeto psicótico es narcisista, digamos que la libido está pegada a él, es decir, no ha habido separación del objeto. Lacan declaraba en 1967 que “el psicótico tiene el objeto en su bolsillo”.2 Resume lo que Freud decía, que la transferencia supone que el paciente se interesa por otro distinto de sí mismo, esto es, no tomarse a sí mismo como único objeto de interés. La transferencia supone salir de ese autismo que implica un “sólo me amo a mí” y dar un lugar a un partenaire psicoanalista. Pero, Freud constata también –he aquí una paradoja– que, cuando se produce la transferencia, lo hace bajo la modalidad de la persecución: el Otro se interesa por ese objeto que justamente no fue extraído. Sobre esto, Lacan indica que el objeto que el psicótico tiene en el bolsillo, el analista debe cargar con él, lo que plantea la cuestión de si es posible un investimento transferencial en la psicosis. Con el objeto en el bolsillo es difícil cualquier investimento transferencial posible ya que para investir un partenaire cualquiera es preciso que el bolsillo esté vacío. Si el bolsillo está vacío entonces el objeto puede llegar a funcionar respecto a él. Por tanto, y si bien Lacan no nos dice cómo hacerlo, sí nos indica que hay que conseguir sacarlo del bolsillo sin que la voz del analista se convierta en una voz perseguidora.

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