Texto de Antoni Vicens

Me propongo un ejercicio: leer ocho testimonios del pase, los más recientes de los que tengo noticia (junio de 2016) tal como fueron publicados en la revista La Cause du désir nº 92 el pasado mes de marzo. Luego tuvo lugar el Congreso de la AMP en Río de Janeiro, donde hubo nuevas presentaciones. Sea como fuere, en los testimonios a los que me referiré, he encontrado que podemos distinguir dos producciones del pase: en lo más evidente, una construcción simbólica del caso propio y luego, entre líneas, una resonancia fuerte de lo real.

La construcción simbólica está hecha a partir de los actos fallidos, los sueños, los lapsus, las interpretaciones del analista o del analizante, los circuitos pulsionales, la lógica del fantasma, la extracción del objeto a (como objeto de deseo, o sea, como mirada y como voz). De esta construcción, Freud dio una primera versión, ligada por supuesto al significante fálico, según su modo de concebir el final del análisis. La lección freudiana de Construcciones en el análisis (1937) es que al analista le compete poner el falo en su lugar simbólico adecuado; siempre con la vista puesta en lo imposible del falo señalado en el texto contemporáneo de Análisis terminable e interminable. Pero ya el hecho de que, hablando de las construcciones, se separe de las asociaciones del paciente y de la interpretación del analista, indica que la construcción en el análisis es un resto con el que el analista mismo no sabe muy bien qué hacer. Lo primero que hace es vaciarlo en la supervisión. En la supervisión, el analista aprende a matematizar eso que se le presenta mentalmente cuando el analizante empieza a hablar. Entonces, en la construcción simbólica del caso vemos desplegarse una táctica del síntoma: para huir del análisis, o para responder como don transferencial. Es así que, en la exposición de un caso clínico, podemos intuir a veces la estrategia del analista, sus recursos para permitir que la cura avance. Pero lo que enseña Freud es que la política queda entregada al Otro. El relato del caso en tanto construido se sitúa entre la estrategia y la política, entre la presencia del analista y la transmisión de Escuela. El relato mismo de un caso es un acto político: forma parte de la política de la Escuela, que prolonga y garantiza la política del síntoma y la del analista.

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